LA PRESERVACIÓN
Las técnicas y el proceso
Es fundamental distinguir entre dos procesos de conservación de plantas:
La estabilización.
La preservación vegetal.
Estabilización por doble inmersión
Preservación por inmersión
Preservación por pulverización (Musgos)
Estabilización por capilaridad
Técnicas mixtas
La estabilización se lleva a cabo utilizando plantas vivas y tiene como objetivo mantener la frescura de la planta tras su cosecha.
En contraste, la preservación se realiza con plantas secas, donde se lleva a cabo un proceso de rehidratación. La estabilización vegetal es considerada la técnica más confiable a lo largo del tiempo; sin embargo, tiende a ser más costosa debido a los riesgos asociados.
Conozca las técnicas y el proceso con más detalle…
Estabilización por doble inmersión
Preservación por Pulverización (Musgos)
Preservación por inmersión
Estabilización por capilaridad
Técnicas Mixtas
Estabilización por doble inmersión
Esta es la técnica más común para estabilizar las flores. Las flores deben estar extrafrescas para una estabilización exitosa. Algunas variedades de flores son ideales para este tipo de estabilización.
Esta técnica se divide en dos etapas de inmersión. El primer baño consiste en sumergir la flor durante 24 horas en una solución de alcohol puro. El objetivo es deshidratar la flor conservando su forma original. Durante este primer baño, la flor también pierde su color original. El segundo baño se compone de alcohol, propilenglicol, glicerina y colorantes alimentarios. El propilenglicol y la glicerina, bajo el efecto catalizador del alcohol, rehidratan la flor. Los colorantes alimentarios le dan el color deseado. Las cabezas de las flores se estabilizan sin sus tallos, ya que estos tomarían el color de la flor.
Preservación por Pulverización (Musgos)
Esta técnica es muy similar a la preservación por inmersión y se utiliza en plantas secas, generalmente de forma plana. Consiste en aplicar directamente una solución preservadora compuesta por glicerina, agua y colorantes alimentarios o pigmentos sobre la superficie de la planta, con el objetivo de rehidratarla. Este método es común en el musgo plano y el musgo bola.
Gracias a este proceso, las plantas logran recuperar flexibilidad en su superficie y adquirir el color deseado. Después de la pulverización, solo queda dejar secar las plantas, siendo el tiempo de secado mucho más corto que en el caso de la inmersión total. El resultado en los musgos es muy eficaz, ya que la parte seca de su base facilita la aplicación del pegamento en diversas superficies.
Preservación por inmersión
A diferencia de las técnicas de estabilización, la preservación por inmersión se aplica a plantas secas. Este proceso implica sumergir la planta en una solución preservadora compuesta por glicerina, agua y colorantes alimentarios, con el fin de rehidratarla. Es necesario calentar esta solución a una temperatura mínima de 40 °C. Una vez completado el baño, las plantas se limpian y se dejan secar.
El tiempo de secado puede variar considerablemente entre diferentes especies, dependiendo de la esponjosidad y la porosidad de la planta. Aunque esta técnica es más económica y conlleva menos riesgos, su durabilidad a lo largo del tiempo es inferior.
La calidad de la conservación lograda con este método no se puede comparar con la de las técnicas de estabilización. Sin embargo, hay una excepción: el liquen. Este se sumerge en una solución salina, que no solo es no inflamable (a diferencia de la glicerina), sino que también está naturalmente tratada contra insectos. Además, el liquen se seca a un nivel de humedad del aire inferior al 40%.
Técnicas mixtas
Algunas plantas pueden estabilizarse mediante la combinación de diferentes técnicas. Por ejemplo, es posible deshidratar una planta en un baño de alcohol y luego rehidratarla en un baño de glicerina caliente, sin utilizar catalizadores ni propilenglicol. También se puede sumergir una planta fresca, considerando que todavía podrá absorber la glicerina por acción capilar. A menudo, se combinan la estabilización capilar y la inmersión para lograr un color exterior más consistente. Además, se puede aumentar la resistencia de una planta estabilizándola por capilaridad y luego aplicando color mediante inmersión.
Actualmente, se están desarrollando nuevas y novedosas técnicas de estabilización. Algunas de estas innovaciones, como las que emplean CO2 a presión, permiten estabilizar nuevas especies y, sobre todo, reducen el tiempo requerido para estabilizar flores y plantas. El campo de la estabilización de plantas todavía se encuentra en sus primeras etapas, y los conocimientos y técnicas en este ámbito evolucionan continuamente.
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Estabilización por capilaridad
Esta es la técnica de estabilización más avanzada disponible. El tallo de la planta aún fresca se sumerge en unos centímetros de una solución estabilizadora. Esta mezcla está compuesta por glicerina, agua, colorantes alimentarios y nutrientes. La glicerina juega un papel clave al ayudar a retener el agua en el interior de la planta, mientras que los colorantes alimentarios proporcionan el tono deseado. Los nutrientes son esenciales para alimentar la planta durante el proceso de estabilización, el cual dura varios días. Una vez que la planta ha absorbido esta savia alterna, se deja secar durante 24 horas.
Cada tipo de planta presenta características específicas: la temperatura de la solución estabilizadora, el tiempo de absorción, el momento de recolección y los nutrientes empleados son aspectos críticos para asegurar el éxito de la estabilización. Esta técnica, considerada la más sofisticada, permite la obtención de nuevos colores en el follaje, al mismo tiempo que se mantiene el color natural de las ramas y los tallos. Generalmente, estas ramas son más gruesas, lo que impide que los tintes se difundan ampliamente por su superficie. Además, la estabilización por capilaridad también se aplica a ciertas flores, como la siempreviva, donde solo se estabiliza el tallo, dejando la flor en su estado naturalmente seco.
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